En la década de 1850 el telégrafo estaba al alcance de muy pocos: el Estado, empresarios, bancos, agentes de bolsa y periódicos. Estas entidades conformaron una red nacional telegráfica entre sí, que adquirió una nueva dimensión de monopolio a través de tratados, acuerdos, cartel... que a su vez, aseguraban el reparto del mercado internacional de las comunicaciones telegráficas.
Gracias a esta nueva red de comunicación, el Imperio Británico y Reuters, pudieron establecer comunicaciones inmediatas con sus diplomáticos, sus colonias, sus agentes y sus clientes. El conocimiento casi inmediato de los movimientos bursátiles permitirá operaciones a escala universal. El telégrafo se convierte en un elemento básico de estructuración de la economía mundial. Durante la segunda mitad del siglo XIX fue tal el grado de desarrollo del telégrafo y tal su utilización por parte de los círculos antes citados, que una brusca paralización del mismo era capaz de provocar una importante distorsión de la marcha regular de un país.
Reuters tuvo un gran desarrollo por el hecho de que Londres fue el centro mundial en cuestión de telégrafos, por lo que todas las informaciones debían pasar por allí. Esto es debido a que Reuters era la única agencia de comunicación que existía en Gran Bretaña, por lo tanto era la que controlaba todas las informaciones, y la que se encargaba de transmitirla a diferentes agencias de comunicación.
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